No ha pasado tanto tiempo desde que íbamos a la agencia de viajes a ver destinos para planear nuestras vacaciones.

Podría parecer una eternidad, pero realmente no es tanto tiempo desde que pagábamos a nuestro agente de viaje de confianza el tour completo a un lugar que realmente no conocíamos, hasta prácticamente poder reservar en minutos en algún lugar que sentimos nuestro gracias a la vista de calle de Google Maps y a las recomendaciones de los amigos de nuestros amigos en Facebook.

Es por ello que nos hemos dado a la tarea de hacer un recuento de cómo ha evolucionado el turista mexicano en lo que va del siglo. Con ello esperamos saber qué nos espera a las industrias involucradas, como agencias de viajes, hoteles, mundo de la publicidad y de marketing, desarrolladores y emprendedores, pero sobre todo al nuevo turista 3.0, que siempre quiere llegar más lejos, comer la mejor y más variada comida, tener siempre la mejor experiencia y, además, poder compartirlo ¡con el mundo entero!

[embed]http://www.slideshare.net/slideshow/embed_code/key/j6SHl4k10blVR8[/embed]

La aventura 2.0

Estábamos muy acostumbrados a nuestro mundo. Todo quedaba lejos…Sin embargo, algo sucedió cuando nos devoró la Web 2.0. De repente nos llenamos de opciones y dejamos las cámaras (¡de rollo!) en un cajón. También dejamos de depender de las referencias de nuestro amigos y familiares cercanos para buscar nuevos sitios que visitar y buenos lugares para comer cuando llegáramos.

Igualmente, con un dejo de nostalgia, guardamos nuestros álbumes de fotografías y empezamos a comprar discos duros para guardar nuestras fotos. Nuestro próximo itinerario nos esperaba a una distancia de un click.

Debemos de admitir que buscar en internet hotel, avión, mapas, referencias en blogs u opiniones a través de directorios tenía algo mucho de arcaico. ¡Pero valía la pena! Horas-hombre se perdían por encontrar el lugar más exótico, la comida más rara, el lugar más remoto. Nos sentíamos con la consigna de encontrar la isla perfecta.

Teníamos que compartirlo. De repente el internet nos quedó chico.

El viaje colaborativo, el turista 3.0

Si, el nuevo viajero tiene un poco mucho de hedonista y no puede posponer la gratificación, pero precisamente de ahí parte el poder que ha adquirido. Ya no se conforma con menos y si algo no le gusta lo publica y lo comparte.

Las plataformas tuvieron que adaptarse rápidamente a él. El modelo colaborativo se volvió la norma y comenzaron a surgir nuevos esquemas de negocio, tan disruptivos que incluso sorprendieron a los emigrantes digitales. El mundo era ya de los Millenials.

El internet hace rato había dejado el hogar paterno, la PC, y comenzó a vivir en dispositivos móviles que plantearon nuevas exigencias a la industria digital con usuarios que viven siempre conectados. Los modelos volvieron a ser hackeados y ahora tenemos servicios de taxi sin flotillas de autos; música, videos y fotos que viven en la nube; una empresa que gestiona el hospedaje sin poseer un solo cuarto; visitando lugares a partir del ranking de miles de usuarios y compartiendo el asiento con un prospecto de negocio o colega que conocimos a través de una plataforma social.

Y a partir de allí… ¡compartir, compartir y compartir! ¡En Facebook, Twitter, Foursquare, Pinterest, Instagram, Vine, Tumblr o directamente audio y/o video a través de cualquier chat. Después de todo, ¿de que sirve un recuerdo que no se puede publicar?