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Anonimato digital: redes sociales y revueltas

Escrito por Marta Hita | 10 de agosto de 2011 9:41:57 Z
Mientras el pánico vuelve a las Bolsas europeas y la crisis financiera internacional parece que no da tregua, en Londres continúan las protestas y la prensa informa de que el conflicto se ha extendido a otras zonas del Reino Unido. David Cameron ha interrumpido sus vacaciones y ha convocado un gabinete de crisis.
 
Al hilo de los disturbios que se están produciendo, el lunes se publicaba este artículo, que analiza los medios de difusión que los protagonistas de los altercados y protestas han utilizado para dar notoriedad a lo que están viviendo. En primera instancia y casi sin poder evitarlo, uno piensa en Twitter. Este medio ha sido un factor clave para potenciar una suerte de "periodismo callejero", que ayuda a que cualquier usuario pueda convertirse en emisor de una noticia in situ. Tan fácil como instalar una aplicación de terceros que permita sincronizar fotos con Twitter, capturar el hecho, escribir un titular relevante y hacer clic en "publicar tweet". La viralidad hace el resto. Asistimos a ejemplos muy claros hace unos meses respecto al conflicto en Egipto y la muerte de Osama Bin Laden. Por tanto, no es posible a esas alturas, cuestionar la capacidad de multiplicación y aceleración de los flujos informativos que tiene Twitter. Pero hay un dato importante: lo normal es que sea posible identificar al primer emisor del contenido.
 
Aquí estriba la diferencia con lo que está sucediendo en Londres: gran parte de la difusión de cada episodio de la controversia busca el anonimato del autor. Para ello, la herramienta clave no ha sido ninguna de las redes sociales en las que pensamos intuitivamente, sino un servicio integrado en uno de los proveedores de smartphones actuales: BlackBerry Messenger.

 

Con este servicio, es posible añadir a nuestros contactos y conversar con cualquier usuario de BlackBerry, si éste previamente comparte con terceros el código PIN de su terminal. Lo relevante en este caso es que el sistema oculta el rastro de la conversación. Así que en las revueltas se han aprovechado las ya conocidas ventajas de muchas redes sociales (viralidad, inmediación, multilateralidad, etc) con un elemento que facilita las conversaciones en grupo muy complicadas de identificar

Al debate de las políticas de privacidad, de si los DM de Twitter realmente son mensajes privados o no, y de a quién pertenecen nuestros datos, se ha unido el de la lucha contra los fake users. Esos falsos perfiles que se crean por múltiples razones: compra y venta de fans/followers, agitación de contenidos o de una campaña, ejercicios masivos de spam... Hace pocos días la hermana de Mark Zuckerberg ya se postuló como defensora de la identidad real, y Google cerraba perfiles de su servicio Plus a usuarios que consideró que no eran reales (generando un montón de #epicfails, por cierto). 

Muchas voces apuntan a que la identidad digital es la solución y que, además, debe serlo sin excepción, pero...¿hay argumentos para defender el anonimato online? Seguro que sí. Imaginemos, por ejemplo, un servicio digital de denuncias, declaración de testigos protegidos o menores de edad... 

Hasta que llegue el siguiente paso en estas cuestiones, ¡el debate está servido! ¿Qué opináis sobre esto?

 

Imágenes | Areche /Nimbuzz