Hace exactamente una semana empezaba la cuarta edición de Startup Weekend Galicia, por segunda vez en Vigo y repitiendo sede en las oficinas de Elogia. Vamos a empezar al revés, ya veréis por qué. Durante ese fin de semana se crearon siete proyectos:
Sí, habéis leído bien, se crearon durante el fin de semana. Viernes, sábado y domingo. Sin pausa. En julio. Y los asistentes pagaron por ello. Y gente de primer nivel como Miguel Silva, Javi López, Carlos Otero, Manuel Montes, Jaime Novoa, José Alcañiz, Miguel Lorenzo, Lalo García, Pablo Conde, Rubén Bastón, Víctor Salgado, Xoán González, Juan Güell, Luís Sestelo, Susana Gómez, Ismael Faro y Jacobo García-Durán, dedicaron unas cuantas horas de su tiempo libre, sin cobrar para ayudar a esos proyectos.
Y los locos de Elogia nos cedieron todo el fin de semana su oficina, una vez más. Y la Fundación Novacaixagalicia, AJE, Quobis, Pintos&Salgado, Coca-Cola, Cambalache, Vindeira Capital, Duplo, EYEDO, Indenext, Streaming Galicia y Verde nos apoyaron para que todo esto pudiese ocurrir.
Como hacemos todo al revés, terminemos con lo que debería ser el principio. ¿Qué es Startup Weekend?
Podría deciros que es la mayor comunidad de emprendedores del mundo, que estamos en más de 130 países, que más de 120 mil personas en todo el mundo han pasado por nuestros eventos, que cientos de empresas reales han nacido en un Startup Weekend…pero hace poco alguien describió todo esto de la mejor manera posible después de asistir a Startup Weekend Cebú, en Filipinas. Esta persona escribió un post en su blog en el que intentaba alertar a todo el mundo sobre el objetivo oculto que se esconde detrás de esta organización. “Cuidado con Startup Weekend, ¡es una conspiración!”, avisaba el título. Y yo, primero como organizador voluntario y desde hace unos meses como parte de las más de 30 personas que formamos el core team, no puedo estar más de acuerdo.
Somos una conspiración, un oásis en medio de un desierto lleno de conformismo, de negatividad, de obediencia. Un lugar en el que la palabra crisis no existe, en el que la gente no se acuerda de la maldita “cosa”. Un paréntesis de 54 horas en el que te sientes libre, capaz de todo, en el que el sueño y el cansancio quedan completamente eclipsados por las ganas y la ilusión. Una reunión de locos.
¿Cuál es nuestro objetivo? Queremos que, tal y como lo sentimos nosotros, ese paréntesis nunca se cierre y el desierto se convierta en la verdadera ilusión.
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