Marta Hita ya lo venía contando hace algún tiempo: el cambio de rumbo en la cultura de las compañías y las nuevas oportunidades que entrañaría la utilización de tácticas basadas en la sociabilidad para el ámbito profesional, estimularían la cooperatividad y sinergias entre compañeros de trabajo. Una alternativa poco aprovechada en un amplio espectro de compañías en las que incluso se ha llegado a pujar antes por la competitividad en todas sus vertientes. Esta nueva "cultura de oficina" es muy diferente a la de años atrás basada en una primera fase 2.0, en intranets estáticas con una estructura cerrada y perfectamente ordenada en base a departamentos, unidades, áreas y un interminable etcétera de carpetas y servicios indescriptibles con una curva de aprendizaje elevada.
Esta concienciación hacia un cambio de rumbo en la cultura empresarial no ha sido suficiente, un hecho ha modificado finalmente el panorama de las redes sociales corporativas: el auge del cloud computing. Según Forrester Research, el negocio mundial de software para crear y gestionar redes sociales corporativas crecerá un 61% anual hasta facturar aproximadamente 6.400 millones de dólares en 2016. "La nube" que vivió su máximo apogeo como tendencia el año pasado, sigue siendo una solución sólida para el consumo en tiempo real de servicios y soluciones, así lo corroboran los datos: este sector ha crecido un 93% con respecto a 2011, según un estudio de IDC España.
Los recursos cloud enfocados a dar soluciones de interacción corporativa en base a un modelo de red social, han encontrado el acople perfecto estos últimos años, Lluís Font CEO de Zyncro afirmaba en la IX edición de CloudStage que las redes sociales corporativas (no confundir con intranets 2.0) "están aquí para quedarse, porque permiten colaborar de una forma más humana, más social" aplicando "el mismo sentido común en el diálogo entablado a través de ellas que hablando en la oficina".
Como expone Font, el fenómeno de las redes sociales corporativas toma un cariz diferente respecto a etapas pasadas, y es que algunos auguran que en menos de cuatro años las redes sociales corporativas serán la principal herramienta de comunicación de las empresas, 4 hitos lo abalan:
Por supuesto, el compromiso de las compañías en su meta por instaurar una red social corporativa también debería incluir el hecho de destinar tiempo a su mantenimiento y difusión. Es necesario apuntar que la participación y cooperación en este tipo de entornos precisa, en la mayoría de los casos, de un estimulo y un hilo gestor para poner orden a la incipiente cantidad de información que se registra.
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